El 7 de enero de 2016* dejó de estar físicamente con nosotros el escribano Eduardo Alfredo Díaz. Simplemente “Eduardo”, para mí. Una buena persona, un muy buen amigo y un excelente escribano.
Es una suerte que se haya dedicado a nuestra profesión, porque siempre nos ha hecho quedar bien, era serio, estudioso y responsable. Nos recibimos en la Universidad de Buenos Aires. Era un poco mayor que yo, pero coincidimos en algunos cursos. Ya como escribanos, escribimos artículos juntos.
Ejerció la función notarial como adscripto y luego como titular del registro notarial nº 193 de la Ciudad de Buenos Aires, desde el año 1978 hasta el día de su fallecimiento. Fue vocal del Consejo Directivo del Colegio de Escribanos en el período 1979-1981, e integró las Comisiones de Temas Institucionales (1999-2000) y de Exconsejeros (2000-2001). Era miembro de la Orden “Medalla de Oro Notarial”.
Para quienes lo conocimos y nos consideramos sus amigos, su fallecimiento constituye una profunda pérdida y la aparición de un espacio vacío que antes no teníamos: no tendremos más su sonrisa, su alegría y su afecto.
Afortunadamente, fue muy querido. Hay muchos que lo van a recordar y no se van a olvidar fácilmente de él.
Álvaro Gutiérrez Zaldívar
Revistas: 922 (oct - dic 2015)
Sección: 2-In memoriam
Autores: GUTIÉRREZ ZALDÍVAR - Álvaro
año: 2015